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Mostrando entradas de 2012

Belleza

Hoy, en el pesero, se subió una pareja de adolescentes. Un chico lindo y una chica linda. No importaba si ella tenía un notorio defecto de nacimiento en el rostro, o si él tenía acné. Ellos eran hermosos y se besaban.

Bullying

La sociedad parece ser diferente dependiendo de la época, pero en la mayoría de las costumbres, sigue siendo la misma. Los niños de ahora, con la excepción de sus tecnológicos juguetitos nuevos, son muy parecidos a los de mis tiempos: los juegos (aunque con otros nombres, con las mismas dinámicas), los noviazgos, los nervios, los acosos. El ser humano es abusón por naturaleza: abusa de los más débiles. Ahora se llama Bullying, y está muy de moda. Es bueno que se le dé un nombre al acoso infantil, y que se muestre a los niños que ser molestados no está bien y se puede evitar. Yo misma fui víctima de acoso en mi tierna infancia y tuve que cambiarme de escuela. Y luego seguí sufriendo por las burlas (a veces, ni siquiera malintencionadas) de algunos compañeros que se burlaron de mis cachetes, de mis pantalones acampanados, de mis trenzas, de mis alpargatas, de mis converse amarillos de payaso. No me gustaba mucho la escuela, eso es definitivo. Pero sobre este tema tengo dos obser

10 años

Hoy cumplimos 10 años juntos. 10 años de que, sin quererlo, encontré a mi hombre ideal: que no fumara tabaco ni otras cosas, que no soliera pistear con amigotes, que tuviera algo que ver con un escenario, que fuera alto, que no buscara una ama de casa y cocinara rico. 10 años trabajando juntos, sentados juntos en el mismo escritorio o mesa. De compartir un mismo carro. Hoy, diez años después, trabajamos juntos, estamos en la misma asociación civil, en el mismo tianguis, en el mismo gimnasio a la misma hora. En diez años he aprendido que no importa cuántos besos te den, cuántas flores te regalen, cuantas cartas de amor o cuántos peluches, siempre preferiré un esposo poco efusivo, pero confiable, maduro, que está ahí para nosotros. Que no tiene que pedirme perdón cada fin de semana. Diez años sin haber roto ni una vez, sin habernos insultado nunca. Muchos días de trabajo, otros tantos de desesperanza, pero siempre, muchos más de ilusiones. Diez años desde que supi

Ejercicio

La gente que me conoce de años atrás sabe que durante mi adolescencia y buena parte de mi juventud fui deportista. Primero, como nadadora de sincronizado y luego como entrenadora de un equipo de niñas. Me tocó ir a competir fuera de estado, y todo. Pero de adulta me convertí en una persona sedentaria y perezosa. La verdad yo puedo pasar todo el día en un sillón tejiendo y checando el internet, sin ningún problema. Pero a mis 33 años, ya no puedo darme esos lujos: las rodillas me dolían y crujían, la espalda no se diga; la respiración se me agotaba y qué decir de los muchos kilos de más... Bernardo tenía más del año yendo al gimnasio, así que me decidí. Es algo a lo que no estaba acostumbrada: yo fui, más bien, de pasar horas en una colchoneta haciendo ejercicios o metida en la alberca, o de hacer zumba, pero las pesas eran algo nuevo.  El primer día del gimnasio tuve que correr al baño a vomitar, y llegué a mi casa morada, a punto de llorar.  Luego volví a vomitar una o dos

Qué sabrosa CocaCola

Hoy fui a la tienda a comprar tortillas y frijol para desayunar y como siempre, (y a pesar de un oxxo enfrente) la tiendita estaba llena de gente, tres personas antes de mí en la fila, y unas dos tres saliendo cuando entré. ¿Qué tenían todas en común? Una coca cola. Todos llevaban una. Ninguno, obviamente, llevaba una lata, o una de 600 ml, sino grandes, de uno, dos y tres litros. Todos llevaban su cocona para el desayuno familiar. Pero seguro no será sólo para el desayuno. De hecho, a la hora que sea que uno llegue a cualquier tienda, hay alguien comprando una, y a mediodía en las calles de los barrios, lo que se ve frecuentemente son niños (algunos osados, descalzos en el pavimento ardiente) cruzando la calle con una coca de dos litros para la comida. ¿Por qué se toma tanta coca? Porque es rica, helada y dulcísima. ¿Nos hace bien tomar tantos litros de coca? Seguro que no. ¿Nos importa eso? Seguro que no. El placer de la vida no siempre es inocuo, pero vale la pena aceptar las

Documentales

Me gustan mucho los documentales, sobre todo de animales. Por lo general, estas películas se enfocan a animales salvajes o en peligro de extinción, para concientizar a las personas sobre la importancia de cuidarlos a ellos y a su medio ambiente. He visto muchos, y casi todos sobre los mismos: ballenas, felinos, tortugas. Me gusta, pero a la vez, me preocupa y molesta un poco, porque no recuerdo haber visto documentales sobre animales de granja. Yo sé que esas especies no peligran, por el hecho de ser "producidas" por el hombre. Eso es lo que me molesta. Le enseñamos a la gente que unos animales son importantes para el planeta y otros de segunda. Les mandamos el mensaje que unos son dignos de admirarse, de estudiarse, los enseñamos a sentir empatía hacia ellos, mientras que los otros se convierten en objetos, en comida, como si no valieran más que el precio por kilo que les dan en el súper. Si yo fuera cineasta haría un documental con animales de granja para mostrar que

Resistir

No soy una activista activa. Estoy ligeramente empapada de lo que ocurre en mi país. No soy lo que se dice una persona que lea los diarios o que esté totalmente atenta al twitter. No me conozco los preceptos de la izquierda, ni tengo la teoría. Pero vivo en México, tengo una familia trabajadora y honrada y me enseñaron a que nada, nada, se consigue gratis (aunque he tenido mucha suerte en mi vida). Desde el 2006 comprendí que nuestro país son en realidad dos: el que vemos en la tele, de oportunidades y logros, de telenovelas y noticieros falsos, y el otro: el México de la gente común, de la mayoría, en el que la libertad es sólo aparente. La libertad de ser, de decidir, de consumir, de creer, es limitada, aunque te hagan creer que no es así. Ante la injusticia, el caos, el cinismo y la apatía, sólo se puede intentar resistir, unidos, y también cada uno, desde su propia casa, desde su propia persona. En mi caso, se reaviva mi deseo de no dejarme absorber, contagiar, de todo eso

133 y 134

133 y 134 Él estaba tirado en el pasto, revisando el Twitter en su Mac. Llevaba  una playera Abercrombie, jeans Diesel y tenis Lacoste. Levantó la vista, apenas, y vio pararse enfrente a una chica: morena, pelo negro azulado, rapada del  lado derecho, piercing en el labio, expansiones en ambas orejas, tatuajes en los brazos, el cuello y sabrá dios si debajo de la playera negra. Tecleaba en el celular con una mano mientras con la otra intentaba sacar un cigarro de la cajetilla. Los Marlboro cayeron al piso, cerca de él, y éste se apresuró a levantarlos. -¿Me regalas uno? -Simón, toma. -Gracias. Permíteme- dijo, y sacó su encendedor para prender los dos cigarros. Volvió cada uno a lo suyo. Más tarde, entre la multitud, por obra de la casualidad –o del destino- se volvieron a encontrar. Ella estaba acompañada de sus amigos, él igual. Llevaban pancartas y gritaban. Ella se había anudado la playera por arriba del ombligo, dejando ver otro piercing. Él se preguntó que

Vanidad

Ayer vi un video, porque en twitter leí que era un hit, y como me encanta andar detrás de los videos virales, pues ahí voy. Se trata de una chica mostrando su rutina de maquillaje para cubrir el acné -bastante agudo- que la aqueja. La verdad, es sorprendente, maravilloso, lo que pueden hacer unos productos. En mi experiencia, jamás he podido lograr un efecto así, en primera, porque JAMÁS gastaría tanto dinero en cosméticos, y en segunda, porque cuando me he maquillado he estado tan incómoda que prefiero hacerlo sólo en ocasiones muy especiales.  Pues la chica se transforma y a pesar de todo lo que se pone, le queda un look muy natural (tiene mucho futuro como maquillista, ni dudarlo), pero me surgen varios cuestionamientos: No sé qué edad tendrá la chica, pero  ¿cuánto tiempo llevará haciendo lo mismo? ¿No será peor para su piel tener todo el tiempo una máscara? ¿Se desmaquillará todas las noches, aún llegando cansada o enfiestada? Si esconde su piel de esa manera, ¿saldrá de su cas

El país del casi, casi

Hoy anunciaron que la asamblea legislativa del Distrito Federal decidió no continuar (por el momento) con la propuesta de prohibir las corridas de toros en el DF. La noticia no me sorprende, era de esperarse que la gente involucrada en el negocio taurino (que es menos) pesara más que toda la gente que repudia este espectáculo salvaje. Pero como yo no puedo empezar el día sin hacer mi corajito (lo siento, no sería yo misma si no los hiciera) ya hice bilis hoy con brozo, el payaso conductor que en lo particular me cae mal, por creerse el intelectual, el inquisidor y el periodista de las causas nobles (cuando sólo es un empleado más de televisa). Al hablar sobre la noticia apoyó la decisión de congelar el tema en la asamblea, porque "hay cosas más importantes de qué preocuparse", y bueno, sí y no: los legisladores deberían atender TODOS los asuntos, que para eso les pagan rebien. ¿Qué hacen todo el año, si no es rascarse la panza y gastarse dinerales que son de nosotros?  Cl

En el corazón

Mi abuelo fue a la segunda guerra mundial con el H. Escuadrón 201, y yo no he desperdiciado la oportunidad de contárselo a quien he podido. Muchos lo conocieron por eso, y por supuesto que siempre he sentido mucho orgullo, pero la verdad es que los recuerdos que tengo de mi abuelo, los más fuertes, no son del ejército. De hecho, a mí no me tocó verlo como militar. Los recuerdos que tengo de él son más familiares: mi abuelo, en su taller, reparando televisiones, rodeado de ellas.  Ahí estaba, sentado en un banco café y yo, por ahí jugando con un flyback como estetoscopio, o condensadores como accesorios de barbies. Recuerdo el sonido que hacía el cautín caliente al contacto con la esponja mojada, y el ruido blanco de los aparatos prendidos; los espejos que usaba para ver las pantallas, la lupa, el alambre de soldadura que yo cortaba con los dientes; yo, metida entre las patas de un banco de madera, viéndolo armar y desarmar... No necesitaba un tatuaje para tenerlo presente, pero

Día mundial sin carne

¿Qué te parece si sólo por este día amas a todos los animales por igual, sin importar si viven en el agua, en la selva, en una granja o en tu casa? ¿Qué te parece, sólo por hoy, amarlos a todos por igual, sin importar si son mascotas o si tienen buen sabor después de muertos y cocinados? ¿Qué tal si, sólo por hoy y para variar, llenas tu plato con otras cosas deliciosas y no financias la industria asesina? Un día al año no te matará de hambre, y tal vez te guste... 20 de Marzo, día mundial sin carne

5 años!

Hoy cumplo nada más ni nada menos que 5 años de ser vegetariana. Un buen día de Carnaval me propuse dejar de comer animales, sin ninguna razón en particular. Mi intención no era ser más saludable, ni adelgazar, quizás la cuestión ética fue la que más pesó, pero ni siquiera era una razón tan poderosa. Simplemente no pensé que aguantaría, sobre todo porque yo pasé la universidad desayunando una cocacola y un cigarro y cenando hotdogs, comiendo tazones gigantes de chococrispies y pan bimbo. Después, cuando me fui a vivir sola, mi idea de lunch nutritivo era un yogur para beber y unos trikitrakes, y tenía tan poco dinero que apenas me alcanzaba para tacos, cigarros y agua. Cuando me casé, los tacos de pescado, las quesadillas con salchicha, el pollo asado, hamburguesas con queso blanco y todo lo que tuviera chocolate me provocaban orgasmos y salíamos a comer fuera cada vez que podíamos.  Mi pobre bebé pasó los primeros 3 años comiendo salchichas y danoninos como lunch, y le comprá

Hijos, padres y mi libro favorito

Cuando uno es niño vive y lo que pasa alrededor es accesorio. Uno no piensa las consecuencias ni las causas de lo que pasa. No pensamos: qué bien que mi padre me discipline, o qué buena mi mamá por enseñarme lo que me enseña. Es cuando crecemos que nos damos cuenta de que lo que nos dieron de niños es lo que tenemos de adultos.  Ayer fui a la biblioteca infantil de la unidad cultural, y me puse a buscar libros que yo leía cuando era chica. El sistema (poco eficiente) de actualización de libros me hizo pensar que todavía estarían allí. Y efectivamente: encontré mi libro favorito, en la misma edición que lo leí cuando tenía unos seis o siete años. Se trata de un libro (de una serie de varios, no me fijé cuántos) que se leen con la ayuda de un dado, porque tiene opciones para ir llevando la historia. Recordaba perfectamente muchos recuadros, con el dibujo y el texto, y me llené de nostalgia: mi madre me llevaba a las bibliotecas cuando era niña. Claro, en los patios de la unid

Lágrimas de puerco

Si hay algo que me gusta, es que casi siempre recuerdo lo que sueño. Como los de todo el mundo, mis sueños son locos y surrealistas, como haber sido novia de Chayanne, mis dientes que se caen a menudo, las persecuciones, los saltos de árbol en árbol que doy, sin volar, pero sí flotando, yo registrando a Alf como atleta para los panamericanos... Me encanta que me despierten las carcajadas de un sueño chistoso (me ha ocurrido varias veces) pero también me desequilibra despertar llorando por sueños tristes, tristísimos, como anoche. Soñé que a mi madre le regalaban tres cerdos bebés, para que se los comiera, pero le dijeron que los dejara unos días más antes de matarlos, y para que la carne estuviera más rica, los conservara en refrigeración. Yo los veía en un cajón del refri y estaban temblando, morados, y los sacaba y cubría con un suéter. Le reclamé a mi madre por su crueldad, y le pedí que me los diera o que los matara de una vez y no los torturara más. Desperté llorando a media n

Esta soledad

Brincando un poco entre blogs y mis sitios veges favoritos, he leído varios comentarios con los que estoy totalmente de acuerdo: ser vege es estar, en ocasiones, bien solo. Ser un poco el relegado, ser un poco el blanco de las bromas... y cansa... a veces... Y es que en ocasiones no puedo evitar externar mi opinión acerca de lo saludable de una dieta vegetariana, o lo contrario: de lo que sé que hace daño de las carnes animales. Pero intento que sea poco y de preferencia sólo cuando me preguntan. También intento ser social y no ponerme demasiado los moños cuando se trata de convivencia con no vegetarianos (nadie de mi círculo familiar o social lo es) y jamás le negaré a nadie que coma lo que sea que se le antoje. En fin, no puedo evitar sentirme anormal a veces. Pero eso sí: nunca, ni en una sola ocasión, me ha pasado por la cabeza volver a mis viejos hábitos. A punto de llegar a los 5 años vege.

Recuento del 2011

1.-El mejor libro leído: Fruta verde 2.-La peor experiencia: la incertidumbre en el trabajo 3.-Mi mayor logro: aprender a hacer amigurumis. Bueno, aprender a tejer en general. 4.- Mi evento favorito: El Chopito 5.- Mi palabra del año: Proyectos 6.- La promesa cumplida: Ser ligeramente más ordenada 7.- La promesa no cumplida: ser más paciente y menos gritona 8.- Lo más positivo: convivir mucho con los amigos. 9.- Lo más negativo: los celos que me salieron de las cavernas 10.-De lo mejor que me pasó: ir a Tijuana 11.- El logro profesional: EL Grito A.C. 12.- Lo que más comí en el año: Sushi 13.- La manda cumplida: dejar la Pepsi Kick 14.-Mi mejor coto: un día antes de acabar el 2011 15.- Mi satisfacción: Dante como siempre 16.- Revelación de fin de año: estoy bien enamorada 17.- Mi propósito eterno no cumplido: adelgazar 18.- El aprendizaje: la ropa de las tiendas no es para mí. Pura segunda. 19.- Mayor revelación: compañera de trabajo que se vuelve mi amiga 20.- M