No soy una activista activa. Estoy ligeramente empapada de lo que ocurre en mi país. No soy lo que se dice una persona que lea los diarios o que esté totalmente atenta al twitter. No me conozco los preceptos de la izquierda, ni tengo la teoría. Pero vivo en México, tengo una familia trabajadora y honrada y me enseñaron a que nada, nada, se consigue gratis (aunque he tenido mucha suerte en mi vida).
Desde el 2006 comprendí que nuestro país son en realidad dos: el que vemos en la tele, de oportunidades y logros, de telenovelas y noticieros falsos, y el otro: el México de la gente común, de la mayoría, en el que la libertad es sólo aparente. La libertad de ser, de decidir, de consumir, de creer, es limitada, aunque te hagan creer que no es así.
Ante la injusticia, el caos, el cinismo y la apatía, sólo se puede intentar resistir, unidos, y también cada uno, desde su propia casa, desde su propia persona. En mi caso, se reaviva mi deseo de no dejarme absorber, contagiar, de todo eso que tanto me indigna, de no cooperar con aquellos que nos tienen así, de no bajar la cabeza. No puedo renunciar a mi trabajo y vivir de milagro, porque tengo un hijo que mantener y una casa que pagar, pero hay pequeñas acciones cotidianas que me ayudan a sentirme más congruente, algunas de ellas ya se me habían olvidado, pero las retomaré:
-No consumir coca cola, ni pepsi, ni nestlé, bimbo, sabritas, ni ninguna de las marcas más importantes: son las que más contaminan, explotan, evaden impuestos y enferman a la población.
-No consumir en los supermercados y tiendas que más le han metido dinero a los fraudes: SORIANA y COPPEL.
-No seguir manteniendo principalmente a Televisa y TvAzteca, los medios que por años nos han tenido en la ignorancia, que dictan nuestro consumo y nuestros estándares de vida. Para informarnos, está el internet, con muchos sitios que vale la pena conocer.
-Consumir lo menos que se pueda en general. Comprar linda ropa vintage en las segundas, aprender a coser, reutilizar las cosas, no tirar cosas que le pueden servir a alguien más, cocinar en casa.
-El veganismo es una opción de vida justa y que me deja una sensación ligera en el alma a la hora de dormir.
No son, tal vez, la gran cosa. No te digo que las hagas, sólo te platico para desahogarme, en esta difícil semana que inicia, pero que se va iluminando.
Comentarios