Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2014

Escribir

Ganar un premio es maravilloso. Ver un libro publicado es un sueño hecho realidad. Presentar un libro propio es excitante. Pero lo mejor, lo mejor de ser escritora, es escribir: imaginar una historia y sus personajes, terminar un texto, leer, corregir, pelearse con uno mismo y tratar de quitar lo que sólo está por capricho o lástima, ser cruel, tal vez, con algún personaje, quitar escenas innecesarias, en fin, hacer un libro. Cada vez lo disfruto más, y más.

Lágrimas y lectura

Que soy una llorona de primera, es cierto. Que se me salen las de cocodrilo con las películas, series, y hasta programas emotivos-cursis como "Jefe encubierto", también es cierto. Pero en mi vida, sólo dos libros han logrado hacerme un nudo en la garganta y soltarme unas lagrimitas: El primero es Pigtopía , de Kitty Fitzgerald. La historia de un niño cerdo que #SufreComoPrecious o más. Es una historia similar a la del hombre elefante, de intolerancia, de abuso, y de amistad verdadera. Suena cursi, pero está bien escrita y me gustó mucho. El segundo es Adonde no conozco nada , de Antonio Malpica, una novela para jóvenes. Lo acabo de comprar, y no puedo parar de leer cuando lo he podido abrir: en el parque, esperando a Dante, en el carro, no he podido soltarlo, y en un capítulo me oprimió el pecho y se me hicieron los ojos como de caricatura japonesa. Cabe mencionar que fui víctima de burlas por mi sensibilidad excesiva, pero qué le vamos a hacer. Estoy a punto