Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2011

Animales o comida

¿Quién soy yo, o qué autoridad tengo para decidir qué animales son dignos de ser amados y cuáles deben morir para satisfacer mis antojos? ¿Quién, para ver a unos animales como miembros de la familia, y a otros como objetos, como "recursos naturales" al servicio del ser humano voraz?

lo que es mío me toca y lo tomo

No soy nadie para intentar aleccionar o influir en los otros. No tengo la verdad, ni siquiera a medias, ni la experiencia de vida mínima como para aconsejar a nadie. Pero igual tengo mi blog y opino, porque es el medio que tengo a la mano.  Amo mi país, amo mi estado y mi ciudad. Amo profundamente mis círculo social y a mi familia, con sus costumbres y tradiciones, con la disciplina militar inculcada por mi abuelo que nos llevaba caminando a la playa tempranito " a nadar un rato" y de regreso. Me gustan las tradiciones paceñas como sentarse en las banquetas a platicar, o las carnes asadas, aunque soy vegana. Sin embargo, creo que hay algo que nos falta: conciencia.  Darnos cuenta de que las cosas están de una manera por inercia, por un sistema que evidentemente no funciona, y porque lo permitimos. Porque no somos libres, siempre estamos amarrados a algo: el dinero, el trabajo, las apariencias, la religión. y me atrevo a decir que todos estamos atados al menos a alguna de las

Aprender

Sí, lo sé, sigo atravesando una etapa reflexiva que quizás se deba a que ya está próximo mi cumpleaños 32. Pensando, me di cuenta de que hay muchas cosas que uno no comprende cuando es niño o adolescente, pero de adulto cae el veinte y es entonces, sobre todo cuando somos padres, que decimos Ahora entiendo... Dante es pequeño pero ya entró en la edad en la que ya no es sólo cuidar a los hijos, sino educarlos, enseñarles a vivir y ser buenas personas. Algo me ha quedado claro desde que mi hijo entró al preescolar: no quiero un niño excelente, no me interesa que hable 3 idiomas o que sepa las capitales de memoria; no me interesa tampoco, que sea el mejor deportista para poder presumir sus medallas con las visitas; no quiero siquiera un niño tan educado que salude de beso a todas las conocidas de manera voluntaria y espontánea. Sólo quiero un hijo feliz, capaz de disfrutar los logros y recibir con responsabilidad los fracasos, un niño que sea capaz de sentir empatía por los demás, sin que