No soy nadie para intentar aleccionar o influir en los otros. No tengo la verdad, ni siquiera a medias, ni la experiencia de vida mínima como para aconsejar a nadie. Pero igual tengo mi blog y opino, porque es el medio que tengo a la mano.
Amo mi país, amo mi estado y mi ciudad. Amo profundamente mis círculo social y a mi familia, con sus costumbres y tradiciones, con la disciplina militar inculcada por mi abuelo que nos llevaba caminando a la playa tempranito " a nadar un rato" y de regreso.
Me gustan las tradiciones paceñas como sentarse en las banquetas a platicar, o las carnes asadas, aunque soy vegana. Sin embargo, creo que hay algo que nos falta: conciencia. Darnos cuenta de que las cosas están de una manera por inercia, por un sistema que evidentemente no funciona, y porque lo permitimos. Porque no somos libres, siempre estamos amarrados a algo: el dinero, el trabajo, las apariencias, la religión. y me atrevo a decir que todos estamos atados al menos a alguna de las cosas anteriores, aunque no nos demos cuenta. Y entonces nos dedicamos a tratar de desprendernos, y como no podemos, pues tal vez a evadirnos con otras ataduras, como el alcohol (ojo: no soy moralina ni abstemia, pero la cheve es igual de demandante, celosa y posesiva que una novia sicópata).
Pues bien, vuelvo a la conciencia: en el momento en que me paro derecha y digo: qué madres, el gobierno no es el dueño del país, los gobernantes son empleados de todos nosotros, me cae un poco el veinte. Pago impuestos, y a veces hasta voto, entonces, ¿Por qué no puedo exigir que me cumplan? Pero esperen... sí puedo. Voy a usar los espacios públicos y los edificios públicos y los recursos públicos para llevar a cabo mis proyectos, sin que me digan cómo hacerlos porque para eso yo averiguaré, organizaré y presentaré mis ideas de tal manera que no haya duda de que no solo hay voluntad, sino conocimiento de causa. ¿Y porqué no voy a pedir una beca artística, si el dinero público sale de mi bolsillo? Todos pagamos luz, agua, impuestos hasta por respirar, con salarios de risa, y no sólo el gobierno se mantiene a costa nuestra, también las compañías de comida, telefónicas, de cerveza, refresqueras, etc. y a esas no les tenemos tanta tirria, y no pensamos que también nos gobiernan y controlan, y también son impuestas, y son primas hermanas del gobierno.
Vamos exigiendo lo que nos toca, vamos pidiendo respuestas, vamos haciendo social lo que por mucho tiempo era casi casi particular, o de un círculo muy pequeño, y haciendo el trabajo que ellos no hacen porque sabemos que se necesita.
Bueno, eso digo yo, no hagan mucho caso.
Comentarios