La asamblea legislativa del D.F. aprobó hoy el matrimonio entre homosexuales, y la posibilidad de adoptar niños. Felicidades! De repente (muy de repente) hacen algo bien los diputados. No se puede querer tapar el sol con un dedo: la gente es libre de amar a quien quiera. No se van a destruir más familias de las que ya se han destruido por el alcohol, las drogas o la pobreza; no es condenar a bebés inocentes a vivir en la confusión y la perversión, sino brindarle a un montón de niños sin amor la posibilidad de tener dos mamás o dos papás que los amen. Los niños no se trauman con el amor, se trauman por la sociedad incomprensiva e ignorante.
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