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Mostrando entradas de agosto, 2008

el fin de la historia

El otro día cayó una lagartija (una salamanquesa) en una de las trampas pegajosas que pusimos para la rata. Bernardo puso en marcha la operación rescate y le echó aceite de cocina y lo despegó con cuidado. Se salvó el animalillo de una muerte triste. Pues resulta que ayer bajé porque escuché ruido en la cocina y que me encuentro a la rata revolcándose en la trampa pegajosa. Le puse otra encima para que no se zafara (ya lo había hecho una vez). El animal estaba lindo, re lindo, y nos dio mucha pena. Había caído ¿y ahora? Pues rescate animal de nuevo. Bernardo la metió a una caja y la bañó de aceite. Luego él y Dante la llevaron a un arroyo (seco, por supuesto) y cuando abrieron la caja obviamente ya no estaba pegada, y salió a recorrer el mundo. A fin de cuentas las ratas están por culpa nuestra y de nuestra basura. Me da gusto que no haya comido veneno, porque de haber visto el cadáver, me muero de pena.

viva el progreso!

La noticia es que van a poner un Wal mart en La Paz. Qué bien, dirá la mayoría. Fuentes de empleo, precios muy bajos todo el año, una tienda de primera. Seguro que sí. ¿Pero a qué costo? Empleos sí, pero mal pagados, con salarios risibles y condiciones de trabajo injustas. Precios bajos, bajísimos, pero cómo se explica uno que en una gran tienda puedan vender tan barato en relación con el precio de otras tiendas? Pues es fácil: compran los productos baratos, tan baratos que ellos se dan el lujo de darlos a bajo precio y aún así ganarle un buen. Fabrican sus productos. Más fuentes de empleo. Chido. Sí, cómo no! Maquiladoras, fábricas en centro y sudamérica, en la India, en China. Gente que trabaja jornadas larguísimas con sueldos de miseria, explotadas. Pero los países que mencioné están muy lejos, eso no sucede en México. En México las maquiladoras son distintas, sólo que algunas cuantas mujeres les ha tocado la mala suerte de salir un poco tarde y de que las agarrara un asesino y las

Guerra contra la rata (esto ya es personal)

Hace dos días descubrimos que hay una rata en la casa. No es un ratoncillo, sino un rata de 20 cms (sin contar la cola). Estábamos dormidos cuando bernardo la escuchó tratando de salir de nuestro cuarto, pero la puerta estaba cerrada. Cuando prendimos la luz, se escodió en el clóset y ahí se quedó. Bernardo no durmió en toda la noche, esperando que saliera para cazarla, yo dormía por ratitos, pero casi nada. Nunca habíamos tenido algo así, por lo que, inexpertos, fuimos a armarnos de ratoneras y veneno. Quiero a los animales, pero la idea de que una rata de basurero camine sobre mi niño mientras duerme me da escalofríos. Antes de dormirnos, Bernardo la escuchó abajo, detrás del mueble de la tele, así que decidimos encerrarnos y sellar la puerta para que no volviera a entrar en nuestra habitación. Afuera pusimos dos trampas pegasosas. De repente, se oyó como la maldita se revolcaba para tratar de zafarse, y nosotros por dentro, ansiosos, disfrutando de la victoria. Como una escena de El