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Mostrando entradas de marzo, 2017

Enlatados y procesados.

Soy una mujer moderna que trabaja y es mamá y aprovecha las bondades de la vida civilizada. Cocino a diario y no tengo mucho tiempo para perder. Siempre me disculpé a mí misma así. Mi alacena normalmente estaba siempre llena de verduras enlatadas (garbanzos, chícharos, elote, champiñones, vegall) y tetrapacks: puré de tomate. MUCHO puré de tomate. Caldillo de tomate preparado. Mole listo para servir. Así, si quería hacer una pasta, sólo abría un paquetito de puré, y listo. Un día cambió mi horario de oficina y en lugar de trabajar de corrido tuve que partir mi jornada, recoger al crío de la escuela, cocinar, comer, descansar un ratito y regresar al trabajo. Entonces la cocinada dejó de caerme en gracia. Empecé a comprar cada vez más comidas procesadas, y lo peor: a comprar comida hecha en supermercados (la tienda Ley, para ser precisos). Pero la comida era horrible, y me sentí mal de dejar mi alimentación en manos de alguien que no siente ningún aprecio por mi familia, y cambié