¿Nervios? Oh, sí. Porque estoy a una semana de publicar mi primera novela. Además, con mi propia editorial, y además, gratis, para descargarse. No crean, el hecho de que cualquier persona en cualquier lugar, sin ninguna relación de amistad ni nada, pueda leer (y criticar) mi texto, me intimida bastante. Pero bueno, escribimos para que nos lean, no? pues el viernes 24 de abril, a las 20:00 hrs. de México, publicaré la novela con una presentación aquí en La Paz, y a partir de entonces estará a merced de todos ustedes. Espero que la descarguen y pasen un buen rato.
Más adelante les diré en dónde podrán descargarla, por lo pronto les dejo el capítulo introductorio.
El Fabuloso Ríver
"Hay momentos mágicos en la vida de
circo. Instantes en los que se confunde la realidad con el show, y dentro de la
pista y fuera de ella, ocurren cosas tan fantásticas, que ningún acto podría
superarlas.
La magia
empieza al bajarse el switch que controla la electricidad de la carpa
principal, cuando se apagan las luces pero se encienden los gritos nerviosos en
la oscuridad, y la rechifla se vuelve poco a poco un silencio profundo,
contenido, y cualquier sonido es sólo murmullo.
Tal vez empieza antes, desde la fila de entrada, cuando la edecán vestida
con diminuta falda y mascada en el cuello rompe el boleto y devuelve la mitad,
y la gente camina por el pasillo, tomada de las manos o por los hombros,
tratando de encontrar el mejor asiento.
O no, posiblemente la magia llega a la ciudad cuando la caravana se instala
en el terreno polvoriento, y en donde antes no había nada, se llena de colores,
de luces, de relinchos de equinos y de olor a alfalfa.
De cualquier manera, cuando suena la música de introducción y las luces
multicolores bailan, el público ya se encuentra en trance. Maravilla ver las
caras de los niños, con las boquitas abiertas y las manos libres, listas para
aplaudir; las miradas en total expectación, atentas a que comience el
espectáculo. Rostros distintos, cada uno esperando ver cosas diferentes.
Buscando momentos de escape, divertidos, riesgosos, tensos, asombrosos, cada
quien con sus propios payasos y con sus propios malabares y su magia propia.
Los de luneta, cómodamente sentados en sillas acojinadas, con la vista
privilegiada de la cercanía a la pista. Arriba, en las gradas, las familias
numerosas y los que no tienen problema con observar desde un poco más lejos,
con los niños pequeños sentados en las rodillas para que puedan ver un poco
mejor.
En la pista todo es posible, y el mago realmente levita; las bailarinas son
ángeles etéreos, y en la cara del payaso se dibuja una sonrisa sincera y
contagiosa. Detrás del escenario, la gente vive su vida común, y los cirqueros
no son muy distintos a todo el mundo.
Cosa de un minuto: show láser y Bienvenidos al mejor circo del mundo, el
Fabuloso Ríver..."
Comentarios