A veces me siento sola. De hecho, cuanto más rodeada estoy, más sola me siento. Me prometí desde el primer momento no intentar convencer a nadie de dejar de comer animales, y creo que lo he logrado. Ni siquiera en casa: considerando que nadie más en mi familia es vegetariano, tengo que dejar que Dante coma lo que sea, sobre todo, porque pasa mucho tiempo con su abuela, hacemos comidas en casa, etc.
Pero a veces me canso. Debo sonreír mientras el niño se come un taco de carne, y sin embargo estoy pensando: ¡No lo comas! ¡No seas parte de eso!
No juzgo a nadie por lo que come. Pero es difícil, sobre todo cuando estoy convencida de que dejar de comer animales es lo mejor para el cuerpo, para el planeta y para los animales. Hasta el día de ayer, había seguido comiendo camarones, simplemente porque me encanta su sabor y no podía dejarlos. Pero camarón es igual a pez, igual a vaca y a perro. Hoy decido dejarlo. Le digo adiós a los capeados, al mojo de ajo y en pasta.
Son deliciosos, pero al final, no me siento feliz (además de que me da una urticaria recordándome que no debí comerlos).
Si alguien dijera que voy a morir si no como caldo de carne o carne de cordero, incluso por consejo médico, preferiría morir. Ésa es la base de mi vegetarianismo. Mahatma Gandhi.
Coincido con él. Sobre todo, porque hasta el momento, lo que he recibido de mi doctor no son advertencias, sino elogios y apoyo para seguir en esto.
Comentarios
Por otro lado, el video de los Simpsons me ha hecho reír. Lo tomo con buen humor porque por lo menos a mí no me molesta que me pregunten si sólo como ensaladas... simplemente reacciono con una carcajada y pongo en evidencia la propia ignoracia de la gente que pregunta tal cosa... tras lo cual procedo a iluminarlos sobre las grandisimas posibilidades culinarias de este maravilloso estilo de vida.
¡Adelante!