Ya se me hizo tradición publicar algunas cosas que me quedaron frescas en la memoria, ya sea por dolorosas, felices o impactantes. Me parece una buena manera de darme cuenta de que en general, son muchas más las cosas buenas que las malas. Así que aquí el recuento:
1.Aprendizaje: iniciando el año, un conflicto me hizo aprender a la mala que más vale desconfiar un poquito que pecar de bruta.
2.Ingrediente: este año no es uno favorito, sino uno nuevo para mí: el aguacate. Todavía no soy de las que comen una tortilla con aguacate y sal, pero en pico de gallo o guacamole ya lo pude comer.
3.Viaje: el Hell and Heaven con mis muchachos fue muy chido!
4.La sorpresa: un desmadre en los ovarios que terminó en una operación de la que salí muy bien librada, por fortuna.
5.La alegría: un 1 de julio muy feliz.
6.Felicidad: un cambio de lugar de trabajo.
7.La lección: la mala vibra es contagiosa, enferma el cuerpo, el alma y la mente, y más vale salir huyendo que enfermar y convertirse en algo horrible.
8.El logro: empezar la carrera de nutrición aplicada a distancia. Volver a estudiar de manera formal fue complicado pero muy satisfactorio.
9.Series:Hand of God, de Prime Video. La Maldición de Hill House y el Alienista, de Netflix.
10.Películas: no recuerdo muchas, así que diré la última que vi que me gustó mucho: La balada de Buster Scruggs, de los fabulosos hermanos Coen, de Netflix.
11.Libro favorito: me había prometido leer un montón, pero dediqué casi todo mi tiempo a leer cosas de la escuela. Aún así, me gustó mucho descubrir a "Gimpel, el tonto", de Isaac Bashevis Singer.
12.Restaurante favorito: Locos por la pasta, con verdaderas opciones veganas exquisitas.
13.Orgullo familiar: ver tocar varias veces a mi marido e hijo con sus bandas.
14.Lugar favorito: como siempre, mi casa. No es lujosa, no es elegante, pero es la casa más bonita del mundo.
15.Cosa de la que debería avergonzarme pero no: soy menos social. Cada vez me cuesta más relacionarme, abrirme con las personas y confiar, y cada vez me cuesta menos alejarme.
En general, fue un año que tuvo problemas como los que me gustan: de los que se solucionan rápido. Tuve mucha suerte de principio a fin, porque aunque no la pasé muy bien en ciertos periodos, pude darme cuenta de que las personas que te quieren están ahí, no sólo cuando eres buena onda sino cuando andas insoportable por el estrés, y no sólo cuando necesitan que las escuches sino cuando tuviste un día del carajo y necesitas que alguien te escuche.
Y obviamente, lo mejor de mi año fue tener salud (mi cuerpo se recuperó rapidísimo de la operación), y mucho amor de mi familia, que a fin de cuentas, es lo que necesitamos para acostarnos por las noches y decir: la vida es buena.
Espero que el 2019 nos traiga cosas muy buenas y que las cosas no tan buenas pasen rápido y nos hagan más fuertes y sabios.
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