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Minimizando el guardarropa (Simplificando, parte 1)


Hasta hace un par de años, uno de mis muchos miedos era al vacío. Mi casa siempre ha estado llena de cosas. En donde veía un espacio libre, ahí acomodaba algo: un cuadro, un adorno, libros, un electrodoméstico... Acumulaba cosas porque no tener dinero te hace creer que conservarlo todo es algo inteligente, creía que comprar cosas que encontraba a bajo precio también era inteligente, y sin embargo, lo único que hacía era gastar dinero que no tenía en cosas que no necesitaba. Pasaba lo mismo con la ropa: compraba cosas baratas aunque no fueran de mi estilo o no me encantaran.
Pero hace un tiempo las cosas han cambiado para mí. Empecé a perderle el gusto a la ropa de colores (el negro siempre ha sido mi color favorito) y a sentirme más cómoda con prendas específicas, y pensé: por qué tengo que esmerarme por aparentar que tengo un gran guardarropa, si siempre parece que uso lo mismo? Mejor uso siempre lo mismo! Y bueno, no uso siempre lo mismo, pero simplificar los colores de mi ropa ha sido lo más listo que he hecho. Me deshice del 50% de mi ropa: la que no me gustaba, la que no me quedaba bien, la que tenía por compromiso aunque no era de mi estilo, y me quedé sólo con lo que me gusta mucho y me gusta cómo me queda. Cabe decir que mi guardarropa es básicamente negro, blanco y gris, con dos o tres prendas de algún otro color (amarillo jamás, café: ni en sueños, es un color que no me gusta para nada), así que es súper fácil vestirme, porque todo combina, y todo me queda, por lo que no pierdo tiempo en decidir qué ponerme.
Además, el espacio que ocupaban mis cosas se redujo muchísimo: tengo las playeras que caben en un cajón, los pantalones que caben en un cajón, y las prendas que caben colgadas en la mitad del clóset, si llega algo nuevo, algo se tendrá que ir. Y lo anterior llegó con otro reto: no comprar nada que no necesite. Lo sé: para muchas mujeres TODO ES NECESARIO, pero pensándolo bien: cuántos pantalones de mezclilla necesitamos? Cuántas blusas blancas, cuántos zapatos? Cuántas bolsas? Cuánto espacio tenemos para guardarlos? Cuánto tiempo invertimos en lavar, planchar, doblar y guardarlo todo? 
Simplificar el guardarropa fue un primer paso para simplificar mi vida, porque no me quedé sólo ahí. Pero lo demás lo contaré en otro momento.

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