Mi vecina le pega a su hijo. Yo sé que a su hijo le duele, y sufre.
Le digo a mi vecina que no está bien que le pegue.
Ella me dice que así le enseñaron, que a ella la educaron así.
Le digo que sí, pero que que hay otras maneras de corregir a su hijo.
Ella me dice que no. Que es la única forma. Que si no le pega el niño crecerá malo y ella será una mala madre.
Le digo que seguramente hay otras muchas formas.
Dice que no, que es la única. Que así nos hizo la naturaleza, para golpear y ser golpeados.
Le digo, ya enfadada, que no es justo, que ella es adulta y él, un niño pequeño que no eligió ese trato, que sufre y no puede defenderse. Que ella, como adulta, debería defenderlo y cuidarlo.
Me dice que me creo mejor que ella porque no golpeo a mi hijo, y que no tengo ningún derecho a decirle cómo educar al suyo. Que si yo no lo golpeo, es mi decisión, pero que lo haga en mi casa, en silencio, y que no ande por la vida diciéndole a los demás qué hacer. Que sea tolerante y acepte las diferentes formas de vivir.
Mejor me quedo callada. Pero no dejaré de escuchar los llantos del niño cada día.
Comentarios
Uno aprende con el tiempo.
Si el nivel de correctivos es mucho, para eso está el DIF.