Soy una animalita de costumbres. Me gusta la rutina: comer a cierta hora, llevar al crío al Tae Kwon Do, escribir, hacer alguna cosilla manual o cocinar, ver la tele un rato, acostarme...
Las pasadas dos semanas estuvieron de locura con el asunto del Encuentro de Contracultura, que, por cierto, fue todo un éxito, y del cual aprendí muchas cosas. Rescato algunas de ellas:
1.- Nunca se esta solo, ni se es único ni indivisible (me gusta cómo suenan esas dos palabras).
2.- Un colectivo se forma por afinidad de ideas, de oficios, de intenciones, pero es todavía mejor cuando se forma para realizar un evento específico: así se sabe en la práctica quién trabaja y quien no. Es muy fácil decir "Sí, yo quiero estar en el colectivo" y a la hora del rebane no aparecerte.
3.- Es muy gratificante y esperanzador encontrar personas que no buscan beneficio económico en lo que hacen.
4.- Es divertido ver que nos hemos convertido en adultos. Las reuniones, que de por sí eran entretenidas, tenían un toque de humor extra con los hijos de algunos de nosotros jugando.
5.- Creo que muchos necesitábamos un respiro, algo diferente. Los eventos culturales se habían vuelto solemnemente aburridos. Tal vez por eso los cuatro días tuvimos lleno total.
No somos los únicos, ni los primeros, ni descubrimos el hilo negro de la contracultura, pero nos divertimos y logramos los objetivos que nos propusimos al planearlo. Gracias a todos!
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