Hace unos días vi Good Hair (Jeff Stilson, USA, 2009), narrada y protagonizada por Chris Rock, el actor de comedias. Desde hace algún tiempo he visto muy buenos documentales, y los disfruto tanto o más que las películas de ficción, tal vez porque la realidad es sorprendentemente triste o maravillosa. Igual que en las películas de ficción, el pretexto puede ser algo tan importante como la guerra, el Sida o la desnutrición, o algo tan aparentemente trivial como una cadena de hamburguesas o en este caso, el cabello de las mujeres negras de USA.
Abro un paréntesis para aclarar porqué no me refiero a ellas como "Afroamericanas" o "de color", sino negras, porque son negras y no me parece ofensivo ser negro, y porque en el mismo filme hablan de ellas como "black women".
Pues este es un documental que habla sobre la obsesión de las mujeres negras por lucir cabello de blancas. El "afro" es socialmente inaceptable entre ellas mismas, y recurren a productos como alaciadores a base de hidróxido de sodio, tan perjudiciales para quien se los aplica como para quienes trabajan en su fabricación, y las carísimas extensiones, traidas en su mayoría desde la India.
Más allá de lo agradable del entrevistador, y lo interesante que resulta conocer datos que desconocía por completo, el documental es una llamada de atención acerca de lo que hacemos con nuestros cuerpos movidas por el afán de vernos como otras mujeres que consideramos modelos a seguir (modelos impuestos por la mercadotecnia, por supuesto), y de cómo llegamos a aborrecer lo natural, al grado que se convierte en un pecado. Imaginen a una madre poniendo Hidróxido de sodio, que puede quemar el cuero cabelludo o provocar ceguera, en su hija de año y medio, sólo para que pueda tener un cabello lacio, ajeno a su raza y que la mantendrá esclava de los alaciadores por toda su vida.
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