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Es muy triste ver cómo el ser humano, sin otro interés más que el de enriquecerse, ha arruinado casa cosa perfecta que nos proporciona la naturaleza. Nuestros cuerpos, de diseño sorprendente, que nos empeñamos en dañar, nuestro hábitat, que deja de ser natural para convertirse en un lugar civilizado, con todo lo que eso implica.
En la cuestión alimentaria todo va de mal en peor. Los alimentos industrializados son una bomba de aditivos: colorantes, saborizantes, conservadores, etc. que e acumulan en nuestros cuerpos y nos enferman lentamente (luego nos preguntamos porqué tanto cáncer de estómago, colon, etc.). La opción para muchos era dejar de consumir tantos productos industrializados y optar por los vegetales, pero ahora tampoco es seguro. Los alimentos transgénicos, que muchos consideran un "mito" (como también consideran un mito el calentamiento global y la evolución del hombre), nos ponen a pensar cuando nos encontramos en el pasillo de las verduras en el súper. Lo que está sonando últimamente es la soya transgénica. Una nueva variedad genéticamente modificada para resistir el Roundup, un pesticida de la compañía Monsanto -santa envenenadora del planeta- que no sólo produce unos frijoles cargados del pesticida, sino que los campos en donde se siembra van quedando inservibles.
Se ha demostrado que comer soya transgénica produce cánceres y problemas hormonales. Así que adiós a las hamburguesas, croquetas, y leche de soya. De los peores productos: Ades, porque además tienen mucha azúcar y conservadores y colorantes.
La modificación genética ha sido justificada por los productores y los gobiernos como una medida necesaria para crear especies de alimentos mas resistentes y baratas, y de esta forma alimentar a la población mundial, pero esto no es más que otra mentira: ni hay más comida para los hambrientos ni se abaratan los productos básicos (al contrario, el frijol, la tortilla, la verdura, son cada vez más caros), y la ganancia es únicamente para los que manejan el negocio de vender cara la comida basura.
Lo único bueno de esto es la oportunidad de estar al pendiente de lo que nos llevamos a la boca, de investigar y buscar opciones para comer rico sin culpa.

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