Cuando las personas saben que mi principal fuente de proteínas son las legumbres, tal vez se imaginen que mi menú es muy limitado, porque estamos acostumbrados a que las legumbres son en caldos o guisadas de cierta manera, pero en realidad son mucho más versátiles de lo que imaginamos.
Un ejemplo son las maravillosas lentejas. Te comparto esta receta, por si nunca las has probado de esta manera.
Para empezar, lo que suelo hacer es remojar lentejas con arroz integral, y los pongo a cocer juntos para ahorrar esfuerzo.
Suelo cocerlos sólo con sal y cebolla, y agua suficiente para que no se resequen, pero no demasiada porque no necesito que queden caldudas.
Una vez que esté todo bien cocido, lo cuelo y lo proceso (en el procesador, con batidora de inmersión, o licuadora) con albahaca o cilantro, pimienta, cúrcuma, ajo en polvo y la cebolla con la que los herví. Le agrego a la mezcla harina de avena (que son los copos pasados por la licuadora en seco para hacerlos harina) o puede usarse un pan molido sin ingredientes de origen animal, suficiente como para que tome una textura pastosa que no se pegue mucho en las manos.
Las dejo en el fuego hasta que están doraditas, y listo. No se desbaratan, no se pegan en el comal, son hermosas.
Las puedes comer como hamburguesas. Las puedes servir con una salsa. Les puedes poner otras hierbas o condimentos. Puedes hacerlas como albóndigas, en fin, hay muchas posibilidades.
Espero que las hagas y te enamores de ellas. Las vaquitas, los pollos y lo peces te lo agradecerán (y tus arterias también).
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