Mi recámara es pequeña. Cabe una cama matrimonial, un tocador de 6 cajones junto a ella, y un buró pequeño del lado de B. Frente a la cama, a unos cuantos pasos, está el clóset, que no tiene puertas.
Desde hace un año que empecé a estudiar, tuve que hacerme un espacio para hacer las tareas (porque estudio en línea y paso mucho tiempo frente a la computadora). Por eso, metí un escritorio que fue de mi hijo, lo pinté, y quedó muy lindo, y perfecto para mí. Por un tiempo.
El problema más grade del escritorio era que tenía un "techo", que le quitaba luz, y me hacía sentir encerrada. Así que lo saqué. Pero seguía necesitando un escritorio.
Tenía muchas ganas de tener una mesa larga, sin cajones, que pudiera usar como tocador y escritorio, pero para eso necesitaba dinero para el material, y por el momento, no tengo.
La solución fue sugerencia de B: a mi tocador le quitamos 3 cajones y se abrió el espacio para meter la silla.
Así quedó. El mismo mueble que ya tenía como tocador, ahora es también mi escritorio, y el cuarto se ve mucho más amplio.
Para poder prescindir de tres cajones era necesario reacomodar ropa, cosa que fue muy fácil gracias a que estaban casi vacíos porque me deshice del 70% de mi ropa.
Así, mi recámara se va quedando sólo con lo que necesito, y lo que estorba o me dificulta la vida, se va.
Comentarios