SI NO VOTAS, NO CUENTAS, dice un anuncio en la parada de un camión. Lo mismo en una lona colgada más allá, y en un espectacular por otro lado. Hay otra campaña peor: SI NO VOTAS, CÁLLATE. Tengo dos cositas que decir al respecto:
1.-Aunque votemos, no contamos. Me explico: sí contamos en cuanto a que nos convertimos en números que sirven para colocar a unos fulanos que dizque nos van a representar. No los elegimos, por supuesto, porque se eligen en la cumbre de los partidos políticos, según los intereses de color al que pertenezcan. Escogemos entre carne, elote y piña, pero el menú se limita a tamales y nada más.
2.-Si decido no votar es porque no existe ningún candidato que me convenza. Si no quiero tamales no como tamales ni los compro, y me vale que me hagan mala cara. Ahora tengo mis dudas acerca del voto nulo, así que a la próxima lo más seguro es que ni me tome la molestia de acudir a la casilla.
Me cae muy mal que quieran "integrar" a la sociedad en un engaño: "participación social", "iniciativa ciudadana" y otras campañas intentan hacernos creer que somos tomados en cuenta, cuando la verdad es todo lo contrario. El pueblo (porque somos pueblo) es lo que menos importa en este sistema en el que estamos metidos hasta las narices, y el cambio, si bien tendrá que nacer del mismo pueblo, no se logrará por medio de las campañas políticas, ni las estupideces que organizan los empresarios para mantenernos idiotizados y consumiendo.
Perdonen mi burda analogía de los tamales...
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