Al responder el comentario que me hizo Anónimo, de que mejor me hubiera comprado unas chanclas buenas desde el principio, recordé una anécdota sobre otras chanclas. Hace tres años nos tocó coordinar los cursos de verano en algunas colonias de la periferia. En una de ellas, en donde no tienen agua entubada ni pavimento, nos encariñamos con una niña de unos seis o siete años. Mi tía me regaló un par de vestidos que fueron de mi prima, muy monos y elegantes, y se los llevé. El día de la clausura la niña llegó vestida con uno de ellos: era uno largo y con vuelo, de flores amarillas y verdes, con un gorrito a juego, y se veía muy bonita. -Mira, me dijo- Mi mamá fue al centro a comprarme unos zapatos nuevos para ponérmelos con mi vestido!- Y me los enseñó: eran unas chanclitas, para baño, de las más económicas. Sobra decir que se me hizo un nudo en la garganta. Ahora entiendo que no hay razón para sentirse ni remotamente avergonzados por no comprar cosas "buenas". Vale más tener la...
Blog de opinión, veganismo y otras cosillas