Es increíble cómo se puede adaptar una persona al cambio drástico. La gente que me conoce sabe que si me ponen un pastel y me dan la libertad, me lo como entero, o que podría acabar con un kilo de tortillas de harina yo sola si quisiera. Mi adicción al queso me impidió volverme vegana en los siete años que dejé de comer carne, y miren que lo intenté muchas veces. Pero en dos semanas que estoy comiendo comida "fresca", o "cruda", me siento excelente (no me gusta mucho usar la palabra "cruda", aunque es correcta, porque acá se asocia demasiado con la resaca).
En la oficina solemos comprarle agua de jamaica a un viejito que la lleva hasta nuestro escritorio, y nos encanta (el agua, no el viejito) porque la hace muy concentrada y no muy azucarada, pero hace un par de días que compramos, y pensé que se le había pasado la mano con el dulce, pero Bernardo dijo que estaba normal, lo cual significa que mi paladar está cambiando, y lo comprobé hace un rato que me preparé un licuado de leche de alpiste (sin endulzar), con plátano, zarzamora y chía. No le puse ningún endulzante y me supo muy rica.
Estoy aprendiendo a comer de la manera más natural posible, disfrutando del sabor real de los alimentos y no escondiéndolo con un montón de ingredientes.
Para terminar, les dejo un video tutorial para hacer leche de alpiste, y les cuento que yo solía comprar la leche de almendras, pero desde que encontré esta alternativa quedé maravillada. Dos tazas de alpiste me cuestan 10 pesos y rinden 4 litros de leche, en comparación con los 36 pesos que cuesta un litro de leche de almendras comercial y eso que el alpiste lo compro en el supermercado, seguro si lo compro en una tienda de semillas me saldría más barato. Se las recomiendo mucho. :)
*En el video cuelan la leche con un saquito de tela, yo lo hago con un colador normal, y queda muy bien.
Comentarios