Ir al contenido principal

133 y 134


133 y 134

Él estaba tirado en el pasto, revisando el Twitter en su Mac. Llevaba  una playera Abercrombie, jeans Diesel y tenis Lacoste. Levantó la vista, apenas, y vio pararse enfrente a una chica: morena, pelo negro azulado, rapada del  lado derecho, piercing en el labio, expansiones en ambas orejas, tatuajes en los brazos, el cuello y sabrá dios si debajo de la playera negra. Tecleaba en el celular con una mano mientras con la otra intentaba sacar un cigarro de la cajetilla. Los Marlboro cayeron al piso, cerca de él, y éste se apresuró a levantarlos.
-¿Me regalas uno?
-Simón, toma.
-Gracias. Permíteme- dijo, y sacó su encendedor para prender los dos cigarros.

Volvió cada uno a lo suyo.
Más tarde, entre la multitud, por obra de la casualidad –o del destino- se volvieron a encontrar. Ella estaba acompañada de sus amigos, él igual. Llevaban pancartas y gritaban. Ella se había anudado la playera por arriba del ombligo, dejando ver otro piercing. Él se preguntó que más habría debajo de la ropa. Los jeans rotos y las botas industriales no dejaban ver mucho.
Terminó. Todos los estudiantes se irían a sus respectivas universidades. Él tenía clases, pero no quería irse. Ella lo volteó a ver, y le sonrió, con una sonrisa que no se nota mucho pero que sí dice mucho. Los amigos de ella se despidieron para ir a su facultad. Ella, sin embargo, no se movió. Él se despidió de sus amigos, pero tampoco se fue. Se acercó a ella, y le pidió, sin pena, una visita guiada al campus, pero recorrieron muy poco, sólo hasta la salida, hasta el coche de él: último modelo, rojo.
Fueron al departamento de ella, en una zona de la ciudad a la cual él jamás había ido. Subieron las escaleras y ella lo guiaba, mientras él le veía el trasero y la figura prehispánica tatuada en el cuello. Su cabello dejaba una estela de olor, mezcla de shampú y humo de cigarro.
El departamento estaba sólo. Estaban solos. Ahí, ella descubrió que sin lentes, a él se le notaba que sus ojos eran color miel, y no verdes; él descubrió que ella tenía un piercing en la lengua; ella descubrió que él tenía una estrella tatuada en un muslo, oculta de la vista de sus padres; él descubrió que toda su espalda era un lienzo. Ambos supieron que fue el mejor sexo de su vida. Ella no supo qué modelo era el coche, ni de qué universidad era él. Él no notó el edificio grafiteado ni el departamento pobre.
Se despidieron con un beso en la mejilla y la promesa de una solicitud de amistad y un “follow”.


Comentarios

Pedro Harry ha dicho que…
MeGusta.jpg

Entradas populares de este blog

Escritores, pensadores, filósofos y otros próceres vegetarianos

Buda Alan Moore (escritor de cómics, creador de Watchmen ) Einstein Alice Walker (Novelista: El color púrpura ) Charles Darwin Diógenes Franz Kafka George Bernard Shaw H.G. Wells Benjamin Spock (uno de los más importantes pediatras de los E.E.U.U.) Henry Ford Isaac Newton Jean Jacques Rosseau Krishnamurti Leonardo da Vinci Louisa May Alcott (Mujercitas) Marguerite Yourcenar Mark Twain Martin Luther King Martín Lutero Montaigne Nicola Tesla (genio de la electricidad) Nietzsche Ovidio Pitágoras Platón Plutarco Rabindranath Tagore Séneca Shopenhauer Sócrates Thomas Alva Edison León Tolstói Voltaire William Blake Mahatma Gandhi César Chávez (máxima figura de la lucha sindical de U.S.A.) Susan B. Anthony (activista del sufragio de las mujeres) ¿Crees que es casualidad? Yo no!

Lo que pienso sobre el reguetón 1era parte

Aunque tengo bien puesto el logo anti-reguetonero en el blog, no había escrito nada acerca de el tema, no por falta de ganas sino de tiempo. La mayoría de los blogs que he visitado, en donde se manifiesta el repudio hacia este tipo de música, hacen críticas muy subjetivas (el reggaetón es una mierda, perrear es un asco, es denigrante, etc), y yo quería –quiero- hacer mi comentario un poco más objetivo. Creo que el rechazo a este movimiento, que se está volviendo una cultura (ojo: no todas las manifestaciones culturales son buenas), va más allá del simple gusto por uno u otro género musical, o de la amargura de los que no nos gusta ir a mover el tambo a los antros. No no y no. Es la actitud, la visión, la ideología (por llamarla de alguna manera), la enajenación, la mercadotecia, es todo un conjunto de elementos que, como la lepra, se propagan entre la gente. Para empezar, el nombre. Personalmente, me ofende, puesto que el 90% de la música que escucho es reggae. No sé bien, pero me pa...

Las horas pantalla

Esta vida. Tanta cosa y tan poco tiempo. No. Tantos canales, tantas películas, tantas páginas web, y tan poco tiempo. Amo a mi compu y amo el internet y todo lo que puedo hacer gracias a él, pero últimamente he andado un poco peleada con ellos. Hoy me di cuenta de que son inocentes de toda culpa: la única culpable soy yo, y todos los que dejamos nuestra vida aprehendiendo cosas innecesarias. El trabajo, los proyectos personales, la búsqueda de información y el entretenimiento, nos quitan valiosas horas de nuestra vida. La televisión, sea del contenido que sea, sustituye nuestras charlas de sobremesa y nuestras "buenas noches". Si a eso le sumas videojuegos, estamos fritos. ¿Como para qué debo pasar mi tiempo buscando recetas de cocina, si al final siempre preparo lo mismo, porque no tengo tiempo? Además, comemos tan de prisa, que no tenemos tiempo de decir "¿esto es nuevo, eh? Está rico ¿cómo lo preparaste? ¿Para qué estar enterados de cada noticia mundial, si no sabemo...