No sé ustedes, pero yo ya quiero que pase el 5 de julio y los partidos políticos y el IFE dejen ver un programa de tele completo sin meter sus spots. A propósito de elecciones va una reflexión surgida de un error en mi alarma que me despertó una hora antes.
Por fortuna, en México gozamos de la Democracia. Cada ciudadano y ciudadana tiene el poder de elegir a quien nos gobierna con total libertad. Nuestra decisión vale!
¿Será? No lo creo. Bueno, es cierto, en teoría, porque sí, vamos a votar, y gana un fulano (o fulana) y ya, festejamos la democracia y bla, bla, bla, pero no es tan simple.
1.- ¿Realmente elegimos a nuestros gobernantes?
-En teoría, insisto. Porque para empezar, los partidos son quienes escogen entre ellos a sus candidatos, por guapos, populares, o vaya usted a saber.
-Ya que hay candidatos, los partidos se encargan de darlos a conocer, así que mientras más dinero tiene el partido, más carteles, volantes y spots de radio y tv.
-Dependiendo de cada medio de comunicación, se encargarán de alabar o destrozar candidatos según sus intereses, que por lo general son siniestros. Ultra derecha, capitalismo salvaje, control de las mentes, lo peor que se te ocurra.
2.- Bien, pues ya que uno se sabe de memoria los perfiles de los candidatos gracias a López Dóriga y Javier Alatorre, va uno a cumplir con la democracia, vota y le pintan su dedito, puede sufrir la terrible decepción de que las tragedias ocurren de la manera más misteriosa. Todo se puede explicar con milagros: urnas que desaparecen, muertos que votan, cifras que se alteran por la mano divina de Dios, etc. y resulta que el que ganó pierde y se declara triunfante a un pelele.
3.- En caso de que gane por el que votamos, termina siendo la misma decepción que cualquiera, porque la política huele muy mal, y los políticos y funcionarios siempre perseguirán sus intereses y los de sus círculos, y jamás, jamás! pasarán una mala noche pensando en los problemas de la gente común.
Por fortuna, en México gozamos de la Democracia. Cada ciudadano y ciudadana tiene el poder de elegir a quien nos gobierna con total libertad. Nuestra decisión vale!
¿Será? No lo creo. Bueno, es cierto, en teoría, porque sí, vamos a votar, y gana un fulano (o fulana) y ya, festejamos la democracia y bla, bla, bla, pero no es tan simple.
1.- ¿Realmente elegimos a nuestros gobernantes?
-En teoría, insisto. Porque para empezar, los partidos son quienes escogen entre ellos a sus candidatos, por guapos, populares, o vaya usted a saber.
-Ya que hay candidatos, los partidos se encargan de darlos a conocer, así que mientras más dinero tiene el partido, más carteles, volantes y spots de radio y tv.
-Dependiendo de cada medio de comunicación, se encargarán de alabar o destrozar candidatos según sus intereses, que por lo general son siniestros. Ultra derecha, capitalismo salvaje, control de las mentes, lo peor que se te ocurra.
2.- Bien, pues ya que uno se sabe de memoria los perfiles de los candidatos gracias a López Dóriga y Javier Alatorre, va uno a cumplir con la democracia, vota y le pintan su dedito, puede sufrir la terrible decepción de que las tragedias ocurren de la manera más misteriosa. Todo se puede explicar con milagros: urnas que desaparecen, muertos que votan, cifras que se alteran por la mano divina de Dios, etc. y resulta que el que ganó pierde y se declara triunfante a un pelele.
3.- En caso de que gane por el que votamos, termina siendo la misma decepción que cualquiera, porque la política huele muy mal, y los políticos y funcionarios siempre perseguirán sus intereses y los de sus círculos, y jamás, jamás! pasarán una mala noche pensando en los problemas de la gente común.
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