Pues resulta que ayer bajé porque escuché ruido en la cocina y que me encuentro a la rata revolcándose en la trampa pegajosa. Le puse otra encima para que no se zafara (ya lo había hecho una vez). El animal estaba lindo, re lindo, y nos dio mucha pena. Había caído ¿y ahora? Pues rescate animal de nuevo. Bernardo la metió a una caja y la bañó de aceite. Luego él y Dante la llevaron a un arroyo (seco, por supuesto) y cuando abrieron la caja obviamente ya no estaba pegada, y salió a recorrer el mundo.
A fin de cuentas las ratas están por culpa nuestra y de nuestra basura. Me da gusto que no haya comido veneno, porque de haber visto el cadáver, me muero de pena.
Comentarios
Saludos!!