AVES EN LOS DEDOS Mi madre fue la segunda de trece hijos, cuando ella tenía quince años murió mi abuela, así que le tocó ayudarle a mi abuelo a cuidar de mis tíos. Su hermana mayor se fugó con un soldado, lo que convirtió a mi madre en la mujer más grande de la casa y madre improvisada. Tenía muchas responsabilidades. Se levantaba temprano a regar las plantas, porque tenían un jardín muy grande, con muchos árboles frutales y muchas flores. Después hacía el desayuno y los lonches de sus hermanos, los repartía para que se fueran a la escuela: los de la prepa, los de la secundaria, los de la primaria. A los del kinder se los llevaba ella. Los más chiquitos se quedaban en casa con el abuelo. Todas las noches, a las siete, se sentaban frente a una enorme mesa, que mi abuelo había hecho especialmente para quince personas y cenaban. Hablaban de lo que habían hecho en el día. Luego daban las gracias y se repartían en los cuartos. La vida de adolescente de mi ma...
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